Cuando el objetivo aparece ante el mago, éste por lo general
dará los pasos que haya que dar a nivel físico para conseguirlo y si estos
medios fallan, realizará determinados ritos. Evidentemente, no es posible
lograr cienos objetivos valiéndose de unos medios normales. En tales casos, se
recurre a la magia.
El Poder El poder que opera en la actividad mágica está en
el interior de nuestro cuerpo, así como dentro de las hierbas, las piedras y
otros productos naturales de la Tierra. No es algo satánico, peligroso o
maligno. Tampoco es algo sobrenatural. El poder mágico es el poder de la vida
misma. Después de hacer ejercicio durante un período prolongado de tiempo, nos
sentimos cansados. ¿Por qué? La razón es que el cuerpo ha liberado una gran
cantidad de energía. Los niños mueren prematuramente cuando son arrancadas del
suelo. Ya no reciben energía de la Tierra (en forma de elementos nutritivos).
Esta es la energía utilizada en la magia de las hierbas: un poder personal y el
poder que reside en las plantas. Al combinar estas dos fuerzas, al moverlas
desde dentro hacia fuera y darles un objetivo y dirección, los magos que operan
con hierbas consiguen producir los cambios necesarios. En la magia de las
hierbas, o en cualquier tipo de magia, hemos de desarrollar y liberar esta
energía. Existen numerosos métodos para lograrlo. Uno de los más eficaces es
valerse de las emociones. ¿Por qué realizamos un rito mágico? El motivo suele
ser una necesidad. Si se necesita y se desea algo con suficiente intensidad, el
poder personal se halla centrado en ese fin. Al mezclar un incienso, uno mezcla
este poder. Al encender una vela, uno la enciende con ese poder. Muchos ritos
resultan ineficaces precisamente porque el mago no se concentra en el trabajo
que tiene entre manos. O, porque él o ella necesitaban algo, pero no lo
deseaban. En ambos casos, no se produce una transferencia adecuada del poder
personal al incienso, al aceite o la pócima, por lo que el preparado resulta
ineficaz.
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